Edward Hopper, Davis House, 1926
Frases tristes y quedas dice ella desde la cama. El se ha
quedado en el comedor viendo la televisión y sus anodinos debates, lloraría por
dentro, o hablaría solo. Pero prefiere el reflujo de los cátodos de la
pantalla. Son dos voces anónimas en la oscuridad que llega desde un pasillo
frío. Desgracias cotidianas en una ventana de muchas que vemos desde el coche,
mientras un camión de la basura pone música, una música desesperada si piensas
en otro día que se escapa.
Hablaron del dinero que hace falta, del trabajo que ya cansa
cada mañana, del estómago y sus problemas, o las notas de los hijos. Quedan
lejos las vacaciones que les hicieron escapar y olvidar los detalles.
Son dos personas comprensibles, con delirios de sueños.
Recortadas a la luz tenue que llega de las farolas. Anegados por una vida que
sin saber muy bien, han hecho más dura utilizando los egoísmos, en el juego del
amor.
Etiquetas: Arte, literatura, Poesía